Notas de guion
Agustín Martínez
Creador y guionista
Después de haber desarrollado otros thrillers marcados por los giros de guion y el ritmo frenético, me apetecía enfocar el género desde una perspectiva diferente, dando más espacio a los personajes. Este deseo se mezcló con una idea que llevaba tiempo rondándome la cabeza:
la historia de la relación de un agente de la UCO retirado y enfermo con su hija, una joven de 27 años que ha decidido optar por una vida sencilla renunciando a explotar sus cualidades. Dos maneras de entender la vida aparentemente irreconciliables. Me resultaba interesante ese viaje que debían emprender para llegar a entenderse en un punto medio.
A estos elementos se sumó la imagen que abre esta historia: la de una anciana muerta en un lugar perdido. Una mujer que no debería estar allí porque fue enterrada muchos años antes. El misterio que esa imagen generaba, combinado con las otras ideas que tenía sobre la mesa, podían cuajar en un buen thriller. Este cambio de punto de vista, situando a los personajes fuera del foco de la investigación, me parecía muy interesante.
De esta forma, sin perder de vista el thriller, los finales en alto y el misterio, Segunda muerte se convierte en una serie de personajes, todos atravesados por un mismo conflicto:
Las relaciones entre padres e hijos
Notas de Dirección
óscar pedraza
álex rodrigo
Directores
Los géneros en la ficción son un arma de doble filo que pueden llegar a encorsetar la historia. ¿Estamos ante un thriller policial? Sí, pero el corazón de esta historia no está en sus giros de guion ni en la investigación, sino en sus personajes. Por eso podemos afirmar que Segunda muerte es un drama sólido al que vestimos con una fina y vistosa capa de thriller.
La profunda reflexión sobre las relaciones paternofiliales que Agustín planteaba en todos los personajes de su historia nos exigió a los directores un minucioso ejercicio de tono.
Por otro lado, en el juego de espejos que supone la serie, donde la proyección de un personaje encuentra reflejo en otro, era importante la elección del punto de vista. Al principio hemos de verlo todo, ubicar al espectador y presentarle las piezas de este rompecabezas. Una vez dentro, la geografía pasa a un plano secundario, y Liérganes se convierte poco a poco en un lugar del que los personajes no pueden salir. El uso del 2:35 para encuadrar unas localizaciones inabarcables, la óptica de lentes largas y teleobjetivos de rango superior al habitual, la profundidad de campo para aislar o incluir a los personajes en el entorno. Todo es parte de nuestra decisión de regresar a un clasicismo formal. Unido a una fotografía de ISOS muy altos y con mucha luz, conseguimos que el valle se convierta en un lugar asfixiante para nuestros personajes cuando las cosas se compliquen para Sandra.